A ambos lados de la entrada encontramos dos edificios que parecen de cuento de hadas: formas redondeadas, tejados con personalidad propia, formas orgánicas.
Y al cruzar la puerta llegó la sorpresa: una escalinata que conduce a la plaza central. En el centro de la misma, una fuente en forma de salamandra que se ha convertido con el tiempo en un símbolo para el parque y para la ciudad.
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